
La verdadera amistad. ¿Existe? A lo largo de la vida se llega a conocer a un número ingente de personas; pero, ¿cuántos de estos seres que pasan por delante de nosotros consideraríamos la idea de que se quedaran para siempre con nosotros? ¿Cuántos de ellos pueden ser considerados nuestros amigos? Os dejo aquí una breve poesía en la que trato de trazar los rasgos de la verdadera amistad.

Bodegón al óleo – obra de Francisco Calvo – año 2009
AMISTAD
Si estás siempre disponible,
cuando aquél tu atención reclama;
si tu tiempo es extensible,
cuando el prójimo te llama;
si no dudas en oír su voz,
cuando por aflicción llora,
escuchando sus problemas,
atendiéndole sin demora;
dándole todo tu ser,
sin pedirle a cambio nada,
haciendo tuyo su padecer,
compartiendo su emoción desdichada.
Si permaneces a su lado
cuando su vida se marchita;
sin importarte su fortuna,
tan sólo su ser,
atendiéndole sin razón extra alguna
cuando le ves empequeñecer.
¿Quién conoce esta sensación?
¿Existe en el mundo real?
¿O es una simple ilusión?
Existe, amigos, y es ideal.
La llamamos amistad,
sólo es amistad, la verdadera amistad.
Esa relación, ese sentimiento,
basado en la verdad.
Dichosos quienes la conocen,
porque llegan a la plenitud de goce.
Alguien que ahí va a estar,
que no te abandonará,
que por ti dará la cara;
una relación que te ampara.
la verdadera amistad,
sin tapujos, sin vanidad.
La verdadera amistad,
un seguro de lealtad
que nos llevará a conseguir
metas con las que compartir
los sueños, los logros,
las penurias, los fracasos.
Una de las caras imperecederas
de esa profunda sensación,
del sentimiento que mueve el mundo,
del sentimiento que lleva a la unión.
La amistad verdadera,
una de las caras del amor de Dios.
Acceso a «Ruta por los escenarios de Juego de Tronos«, de Francisco Calvo
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