
Al hablar de la Sevilla religiosa y su arquitectura no podemos olvidar que también existieron congregaciones extramuros. Junto a los Capuchinos, en la actual Ronda histórica, o los Trinitarios, hoy sede la orden salesiana, cabe mencionar varios monasterios cercanos a la ciudad. Así, junto a San Isidoro del Campo (Santiponce) o San Jerónimo, se encuentra el Monasterio de Santa María de las Cuevas, en la Isla de la Cartuja, objeto de nuestro estudio. Sus Iglesias fueron lugar de culto, alojó a la orden Cartuja y fue centro de caridad para los necesitados de Sevilla hasta el momento de la desamortización de 1835.
(Foto de portada: vista exterior del Monasterio de Santa María de las Cuevas de Sevilla, desde sus jardines delanteros. Fotos del artículo realizadas por Francisco Calvo, salvo que se indique otra fuente).

Monasterio de Santa María de las Cuevas: jardines junto a la Capilla exterior
En el transcurso de su historia las construcciones del Monasterio de la Cartuja fueron evolucionando, ampliándose, rehabilitándose, creciendo, hasta convertirse en el centro que actualmente conocemos y que pasó, para llegar a convertirse en lo que hoy es, por ser cuartel y almacén de los franceses e incluso fábrica de loza ya hasta casi nuestros días. Fue declarado Bien de Interés Cultural, a pesar de su deterioro, por Decreto 2803/1964, junto con el Conjunto Histórico de Sevilla y otros monasterios y conventos exteriores.
Gracias a la Exposición Universal de 1992 en Sevilla, el conjunto fue previamente rehabilitado, adaptándose parte de sus estancias como Pabellón Real, dando paso después en sus edificios a tres entes públicos altamente reconocidos, como son el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico y una de las sedes y rectorado de la Universidad Internacional de Andalucía.

Monasterio de Santa María de las Cuevas: lago y parque exterior
Tabla de contenidos
El Monasterio de Santa María de las Cuevas de Sevilla: un remanso de paz y caridad en la Isla de la Cartuja
Origen del Monasterio de Santa María de las Cuevas de Sevilla
En el lugar donde ahora se ubica el monasterio fue encontrada una pequeña imagen de la Virgen en los pozos excavados por los alfareros allí ubicados. En aquel lugar se construyó una ermita en honor de la imagen hallada, donde se estableció la orden Tercera franscicana. Fue el obispo don Gonzalo de Mena quien fundó el monasterio de Santa María de las Cuevas en 1400 tras conseguir el traslado de los franciscanos. En esa época se construyó la iglesia inicial, denominada a día de hoy Capilla de la Magdalena.

Vista del atrio de la clausura monasterio. Se puede observar la cúpula de la Capilla de Santa Ana y, al fondo, bajo los pórticos, los restos de la escalera de la hospedería
Tras la muerte del obispo y con la pérdida de la dotación para la financiación del monasterio, su patronato fue obtenido por Per Afán de Ribera que lo dotó de recursos y de propiedades en las provincias de Sevilla y Cádiz. Se construyó entonces la Iglesia gótica, de una sola nave, a cambio del derecho de enterramiento para su familia. Algunos miembros de la familia Ribera fueron sepultados en la Sala Capitular.

Sepulcro de Catalina de Ribera, obra de Pace Gazini y Aprile de Carona. Sala Capitular

Tumbas de los Ribera en la Sala Capitular del Monasterio de la Cartuja
La Iglesia gótica
Hacia la mitad de la nave y desde la entrada se situaba el coro de legos, seguido del coro de los monjes, separados de los fieles por una gran reja. En el lado del Evangelio se sitúan la capilla donde se aloja la Sacristía, junto con otras como la de San Bruno, la de Profundis o la de Santa Catalina. Las cubiertas se realizan mediante bóvedas de crucería la de la Iglesia, con bóvedas estrelladas y cúpula de media naranja la capilla de Santa Ana y por cúpula octogonal la sacristía.

Interior de la Iglesia gótica del Monasterio de la Cartuja, con vista de la reja de separación

Bóveda estrellada de la Iglesia del Monasterio de la Cartuja

Bóveda de la Capilla de Santa Ana

Cúpula octogonal de la sacristía del Monasterio de la Cartuja
Al templo se accede por una arco ojival abocinado sobre el que se encuentra un rosetón con vidriera. En la Capilla de Santa Ana, al acceder a la Iglesia a la derecha, descansaron los restos de Cristóbal Colón durante un largo periodo de tiempo. Con posterioridad se incluyó en la Iglesia adelantando la portada de ésta.

Puerta y rosetón de la Iglesia Gótica del Monasterio de Santa María de las Cuevas
Acceso a las estancias interiores del Monasterio: Puerta de las cadenas y atrio
La puerta de las cadenas daba acceso al atrio en el que se encuentra la puerta de la iglesia. A la izquierda del atrio se encuentra la celda prioral, de dimensiones similares a una casa noble sevillana, con la biblioteca incluida en la edificación, junto con otras estancias.

Fachada de la celda prioral del monasterio. A la derecha la portada de la Iglesia. A la izquierda el acceso a la Puerta de las Cadenas, separación de la zona de clausura con el exterior.
Frente a la celda prioral, en el atrio, se encontraba la hospedería, donde se alojaron personas ilustres como Cristobal Colón o Santa Teresa de Jesús, y monarcas como Carlos I o Felipe II. También residieron artistas como Zurbarán, ejecutando allí parte de su obra sobre los Cartujos. Entre los grandes artistas que trabajaron para el monasterio cabe citar, entre otros, a Velázquez, Murillo, Alonso Cano, Duque Cornejo, Durero, Pace Gazini, Aprile de Carona o Roldán. De la hospedería sólo queda la escalera de acceso a la derecha del atrio.

Atrio del Monasterio de la Cartuja de Sevilla. Al fondo la pared de la procuración y los peldaños de la hospedería. Y a la derecha muro de separación de la clausura con las estancias exteriores del monasterio.
Distribución del Monasterio: estancias y salas
Las primeras construcciones fueron la Iglesia, las capillas, el refectorio y la Sala Capitular, con las celdas de los Monjes, en torno a un pequeño claustro de estilo mudéjar, denominado el Claustrillo, con galería cubierta de artesonado. Se cercó todo el complejo con muro de tapial y rafias de ladrillo.

Claustrillo del Monasterio de la Cartuja

Acceso a la Sala Capitular desde el Claustrillo

Imagen situada en la Sala Capitular del Monasterio de Santa María de las Cuevas

Artesonado y cúpula gótico-mudéjar de la Sala Capitular del Monasterio de la Cartuja

Cúpula octogonal en la Capilla de la Magdalena – iglesia inicial, situada en el Claustrillo

Entrada al refectorio desde el claustrillo

Refectorio del Monasterio de la Cartuja

Acceso a cripta – en el claustrillo

Arco de legos – punto de comunicación entre la Iglesia y el claustro de los legos
Adosado al ábside se construyó el gran claustro de los Monjes o Padres, de cuyas galerías partían las celdas individuales en dos plantas con zona de trabajo y una pequeña huerta individual cercada por una tapia. Los Padres no podían hablar. En la galería de acceso a las celdas se puede observar la amplitud temporal en la que fue construido el claustro, debido a lo cual se aprecian los estilos mudéjar, renacentista y barroco. También se ubicaban en esa zona las cocinas.

Vista de la Iglesia desde el Claustro Mayor del Monasterio de la Cartuja

Vista parcial del Claustro Mayor del Monasterio de la Cartuja

Claustro Mayor del Monasterio de la Cartuja desde la pared de la Iglesia

Huerta particular comunicada con una celda del Claustro Mayor. Estaba cerrada entre muros

Vista del lateral de la Iglesia desde el Claustro Mayor
El único que podía establecer contacto con el exterior era el Prior, debido a lo cual la celda prioral, de mayor tamaño y con varias estancias (oratorio, cárcel, biblioteca, habitaciones para servidumbre,…), se encontraba a la entrada de la zona de clausura, en el atrio de acceso a la Iglesia. Constaba la celda prioral de dos plantas, patio central cuadrado renacentista con galerías de arcos de medio punto en la primera y rebajados en la segunda; en ambas, sobre columnas de mármol.

Patio de la Celda Prioral del Monasterio de Santa María de las Cuevas

Corredor porticado del patio de la Celda Prioral del monasterio
Los denominados Legos o Hermanos, de menor categoría realizaban vida monacal en común, pero separada de los Monjes. Su superior era el Procurador, encargado de los asuntos económicos y domésticos del monasterio. Su estancia, la procuración, separaba al claustro de los monjes de las celdas de los legos, dispuestas en torno a un patio porticado en tres de sus lados, tras el cual se encontraban almacenes, graneros, tahonas, caballerizas y restos de estancias de servicio del monasterio.

Puerta de acceso a la zona de legos desde el jardín del ombú

Portalón de acceso a almacenes y a zona de legos – orientado al sur
Evolución del Monasterio de Santa María de las Cuevas
Con los años fue objeto de numerosas ampliaciones, construcciones y reconstrucciones, algunas de ellas ocasionadas por las crecidas del Guadalquivir. En el siglo XVIII se abrió una nueva puerta en la cara opuesta al río, se levantó nueva cerca y se reconstruyó la Capilla de la Virgen de las Cuevas (Capilla de Afuera) por Ambrosio de Figueroa (maestro mayor alarife y de obras de la Cartuja) tras ser derribada debido al estado en que quedó tras una nueva riada en 1757; dos años después del terremoto de Lisboa, que también afectó a algunas construcciones.

Puerta oeste del Monasterio de la Cartuja, con el patio del Ave María al fondo

Portada de la Capilla de la Virgen de las Cuevas. Junto a la puerta oeste

Altar mayor de la Capilla de la Virgen de las Cuevas

Vista de la Capilla de la Virgen de las Cuevas desde los jardines interiores del Monasterio de la Cartuja
En esta zona, entrada principal del monasterio, se encontraba, además de la Capilla de la Virgen de las Cuevas, el refectorio de los pobres, la portería y la cocina de la carne, junto con las cuadras de la raza cartujana, todo ello en torno al patio del Padre Nuestro. Por el atrio que continuaba a la puerta principal se accedía al patio del Ave María, una gran plaza por la que se alcanzaba el pórtico de las cadenas, entrada al atrio de la zona monacal de clausura.

Patio del Ave María con el Pórtico de las Cadenas al fondo y sobre él el rosetón de la Iglesia (Fuente: http://robertopaneque.blogspot.com.es/2014/07/el-conjunto-monumental-de-santa-maria.html)
Diego Antonio Díaz reconstruyó la puerta frente al río, con pináculos vidriados y azulejos de los ss. XVII y XVIII, ya que la tapia había sufrido los envites del río y había sido derribada en parte, inundando el interior de las huertas. Fueron tantas las ocasiones en las que el monasterio vio maltrechas sus tierras e instalaciones por causa del Guadalquivir que incluso se pensó en su traslado.

Puerta este del Monasterio de la Cartuja-orientada al río
Aun así, gracias a sus elevadas rentas originadas en numerosas dotaciones y heredades tantos económicas como en propiedades y una buena gestión de todo ello, permitieron una constante ayuda a los necesitados y, en algunas ocasiones, al gobierno de la ciudad, y paliar así épocas de hambruna y necesidades.
En definitiva, durante cuatro siglos, el monasterio fue ampliado, remodelado y, aún así, mantuvo las características propias de los complejos monacales creados en la orden de San Bruno, como poseer la zonas de legos y almacenes al sur, la zona de monjes al norte; separados ambos por la procuración, una puerta principal al oeste y una secundaria hacia levante, que acumula las edificaciones de exclaustración.

Zona de almacenes con el acceso sur a la zona de legos a la izquierda y la puerta del río al fondo
Perto también posee características suyas propias como el hecho de tener un mirador hacia el río o su gran claustro en torno al abside de la Iglesia. Otras construcciones eran la capilla de Santas Justa y Rufina, el mirador del río y las norias con la capilla de Santa Ana y las acequias de las huertas.

Alberca-fuente con la Capilla de santas Justa y Rufina al fondo

Capilla de santas Justa y Rufina en las huertas del monasterio

Capilla de santa Ana con noria y acequias de distribución – huertas del monasterio
Patrimonio artístico del Monasterio de la Cartuja
Gracias a ese elevado nivel de rentas obtenidas por el monasterio su patrimonio artístico y ornamental llegó a ser impresionante, aunque, como se verá con posterioridad gran parte de él fue expoliado por los franceses o fue protegido trasladándolo a otras ubicaciones.
A modo de ejemplo, podríamos citar el denominado Cristo de la Clemencia o de los Calices, de Martínez Montañés, ubicado en el monasterio en la Capilla de Santa Ana y que ahora se encuentra en la Santa Iglesia Catedral; o también, las obras de Zurbarán sobre los monjes Cartujos, ahora en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Otras obras se encuentran en museo como el de Bellas Artes de Sevilla.
Bibliografía
Se publicará, en breve, junto con la tercera parte. La segunda parte del estudio recogerá la evolución del Monasterio desde 1800 hasta 1992 y la tercera hará mención de sus usos en la actualidad.
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